Entre reinos, dragones y dicotomías: cómo la literatura fantástica nos recuerda nuestra humanidad

Literatura fantástica

Mi amiga Norma, quien es una ferviente amante de la fantasía, me insistió durante un año para iniciar mi lectura en este género. Mi resistencia estaba presente quizá por el estigma que tenía sobre la literatura fantástica o simplemente porque son tomos extensos y tiendo a diversificar mis lecturas.

Esto cambió cuando me di cuenta de que las sagas fantásticas ayudan a comprender hechos históricos que marcan el devenir de un país o un sector social. Caí en cuenta de que estas narraciones tenían más que ver conmigo y mi realidad que con los dragones, magia y castillos donde se desarrollan las historias.

Dentro del género en cuestión tenemos más de un punto de vista sobre un conflicto o decisión, permitiendo democratizar y cuestionar las repercusiones que traen consigo. Por ejemplo, en la saga de Empíreo de la autora norteamericana Rebecca Yarros (Alas de Sangre, Alas de Hierro, Alas de Ónix) nos presentan situaciones donde la censura informativa produce una especie de alienación y los puntos de vista que se manifiestan gradualmente durante los libros van construyendo dilemas que interpelan directamente a las lectoras.

La frase “la historia es de quien la cuenta” tomó una dimensión nueva para mí, ya que sin darme cuenta se extendía una invitación difícil de rechazar para el diálogo entre amigas y la posibilidad de conspirar escenarios posibles e, incluso, de enamorarme de un personaje. (Kheee)

Lo que descubrí, pronto se convirtió en una curiosidad y hasta cierto punto un rabbithole, ya que encontré que hay toda una familia fantástica dispuesta a compartir sus ideas en foros, fanfics o relatos y que es también un género de estudio literario profesional. Un ejemplo de ello está en la plataforma Wattpad con el fanfic titulado Born to die, escrito por el usuario GiselleWilkinson1, la cual con más de 38.6K vistas se rankea como la historia más popular en la plataforma. Ésta se encuentra relacionada a Alas de Sangre, donde a través de la voz Alyra Sorrengail, hermana melliza de Violet, cuenta su experiencia para entrar a la escuela de dragones, como se narra en el primer libro de esta saga.

En ese sentido, más allá de portadas simbólicas, romance y un ambiente góticos, los libros de fantasía son puertas que abren la posibilidad de erradicar estereotipos de género, cuestionar el ejercicio de poder y poner en perspectiva dilemas éticos similares a los que encontramos en nuestras realidades.

Desde esta óptica, es posible que la literatura fantástica contribuya a mejorar los procesos de pensamiento, toma de decisiones, figuras de liderazgo y sobre todo, que nos haga recordar nuestra fantástica humanidad.